Una grada llena. Una grada colorida. Una grada bulliciosa. ¿Qué más se puede pedir para terminar cuatro días de fiesta? Pedir, poco. Ofrecer, mucho. El esfuerzo, la calidad, el respeto entre compañeros, la ilusión, el deporte más puro. Ese fue el último regalo que los 32 equipos inscritos en la Copa de España Alevín hicieron a todos los aficionados que se han pasado por la Copa de España Alevín en L’Alqueria del Basket de Valencia, evento ganador de los Premios Emprén Esport. Un despliegue de futuro garantizado para el baloncesto español donde tuvo que haber dos campeones sobre la pista (Joventut y Sant Adrià), pero donde todos se han ido con la sensación de que este evento ha nacido para perdurar en el tiempo.
Si las semifinales ya habían supuesto un aumento de intensidad y emoción, los partidos en los que se disputó el título fueron el mejor ejemplo del buen trabajo de cantera que se hace en España. La extensión de los fundamentos técnicos y de la pasión en el juego, una competitividad sana, fue amplísima en los dos encuentros. El acierto de los exteriores de la Penya supuso una razón de peso para un Valencia Basket que luchó con todas sus fuerzas y hasta el último minuto por agradecer los aplausos y el apoyo que le brindaban una afición entregada a su causa. El siguiente capítulo, la final femenina volvió a ser un ejemplo de lo que ha sido este campeonato: baloncesto de altísima calidad, entrega absoluta, igualdad y emoción y deportividad máxima. Tanto Valencia como Snatt’s Sant Adrià se merecían alzar el trofeo, pero el premio decayó en las manos de las catalanas tras un partido para el recuerdo. Miquel Llompart (Joventut) y Miriam Vilafranca (Sant Adrià) se llevaron además los trofeos individuales al mejor jugador y jugadora del torneo.
Si esto fuera poco, el ambiente de convivencia que se ha vivido se mostró en múltiples detalles. El baile de los chicos de El Palo en la entrega de premios o como los campeones esperaron para aplaudir a sus rivales en las finales, por no hablar del comportamiento cordial y deportivo de todas las aficiones o el intercambio de amistades que se ha vivido en Valencia. Imágenes que demuestran que el deporte de formación alcanza al desarrollo personal de los niños y niñas y que la Copa de España Alevín ‘L’Alqueria del Minibasket’ es un punto y final redondo a la temporada.
FINAL MASCULINA
Joventut Badalona 101 – Valencia Basket 75
La mañana de finales se abrió en la Pista Central de L’Alqueria con los dos mejores equipos en el cuadro masculino: Valencia y Joventut. Dos estilos distintos e igualmente interesantes y formativos. El campeón valenciano apuesta con el argumento de su buena defensa e intensidad ofensiva. La Penya, subcampeón catalán, haciendo de la velocidad y la verticalidad su talante en ataque.
Con la grada abarrotada comenzó un encuentro que se fue desarrollando en una extrema igualdad en sus primeros compases. Pese a que la Penya intentó salir imprimiendo un ritmo fuerte, el Valencia lo contrarrestó con su buena posición defensiva. Los dos primeros cuartos se movieron en esta dinámica (26-24, min 16).
La ruptura se inició en el tercer cuarto. El Joventut inició un periodo en el que empezó a notarse más cómodo y confiado. Presionando las líneas de pase y, sobre todo, la subida del balón de los anfitriones, el cuadro catalán logró encadenar varias acciones de pérdida y canasta fácil que provocaron sus primeras ventajas. El tiempo muerto de Paco Pardo y, posteriormente, el descanso (41-29) permitió al cuadro taronja tomar algo de aire y colocar un quinteto con jugadores más altos.
Sin embargo, la reacción fue baldía porque el acierto de los verdinegros no sólo se mantuvo, sino que creció y esto provocó un aumento de la confianza que hizo aumentar la distancia rápidamente. Cinco aciertos, dos consecutivos de Morales, desde fuera de 6’25, que suman cuatro en el marcador en este torneo, terminaron de minar el partido (65-45, min. 32), pese a los intentos del Valencia Basket, que no bajó los brazos ante los ritos de ‘Este equipo no se rinde’ que venían de la grada de L’Alqueria (84-56, min. 40).
El último cuarto no supuso en ningún momento una bajada de tensión. Peñuela, Llompart, Coll… seguían añorando con penetraciones o con tiros liberados. Por el Valencia, Hernández y Gallego percutían el aro con fuerza y acierto. Los dos adversarios aprovecharon cada minuto para seguir formándose y aprovechar un evento único en su dimensión, incluso, con un arreón de energía final del Valencia Basket. La grada agradeció el esfuerzo con un sonoro aplauso ante el reconocimiento de ambos rivales, que tuvieron gestos de deportividad y respeto mutuo al concluirse el partido.
FINAL FEMENINA
Snatt’s Sant Adrià 80 – Valencia Basket 77
Igualdad. Con esta palabra se podría definir lo que fue la final femenina de la Copa España Alevín. Esa y otras. Entrega, pasión, técnica, coraje, emoción… Vocablos que sirven para calificar a dos grupos portentosos, entrenados por dos mujeres, Mireia Capdevila y Laura Cucarella, de alto conocimiento, que entregaron una final de impacto e infarto.
Los primeros compases ya mostraron esa tónica taquicárdica. Ninguna de las jugadoras iba a poner ninguna excusa sobre el parqué de la Central de L’Alqueria. Recursos que ambas plantillas tienen tras un año de trabajo que floreció en una final espectacular. A canastas de energía se sucedían otras de estilo depurado, debajo del aro o desde el arco. Nada fácil ante defensas que buscaban el robo y ayudas que llegaban para incomodar o taponar. El intercambio de canastas cesó mediado el tercer cuarto, donde el Sant Adrià mostró síntomas de cansancio y las anfitrionas aprovecharon para firmar un parcial con el que pudieron almacenar una renta de diez puntos (43-33).
Quien pensara que el encuentro estaba finiquito no era consciente de la calidad que atesora el Sant Adrià, campeón de Cataluña y club que ha ganado siete campeonatos de España en los últimos cuatro años. Dos canastas consecutivas de cuatro puntos dejaron en nada la renta que tanto le había costaba almacenar a las chicas taronjas y abrieron un parcial positivo con el que las ‘lilas’ pudieron ponerse por delante después de muchos minutos a remolque (50-51).
El primer golpe del Sant Adrià fue contenido por el Valencia Basket. Pero la insistencia no terminó allí. Elevando el tono físico, el conjunto catalán fue imponiendo un puntito más de fuerza en las piernas. Su defensa empezó a atragantarse al equipo naranja, que dejó de tirar desde fuera y no encontraba situaciones de contraataque. El Sant Adrià encontró en Jana un motor desde donde propulsarse, relevada más tarde por la potencia Vilafranca o la dirección de Tania. Pero el éxito era coral.
Cuando al empezar el último cuarto las catalanas lograron irse de diez puntos (65-77) parecía que la final estaba decidida, pero con la nueva reglamentación, dos nuevas canastas de cuatro puntos, les colocaron con opciones de remontar con dos minutos por jugarse (77-78). Sin embargo, un rebote ofensivo de Jana y una buena defensa hicieron que el título decayera finalmente del lado del Sant Adrià.